domingo, 11 de julio de 2010

Fue a por un cazo y volvió con un "zuceso"

Aquí si hay una oferta, es inconcebible que la dejes pasar. No puedes, no, no y no. Si hay "dos por uno" o "paga 2 y llévate 3"... la tienes que aprovechar sí o sí. ¿Te vienen bien 3 sacos de arroz? ¿No te acordabas de esos 3 paquetes de pinzas? ¿A qué esperas para comprar 3 rollos de cinta aislante? No preguntes y échalo al carro, hombre, sino es hoy, mañana te arrepentirás de no haberlo comprado.

Nos ha pasado más de una vez que ya a punto de pagar a la cajera del supermercado, ésta se ha dado cuenta que sólo llevamos un tubo de pasta de dientes, cuando la oferta era llevarte 3... ¡ERROR! y después de "intentar razonar" con ella (no hablan inglés, no hablamos cantonés) hemos tenido que salir corriendo a por otros dos tubos de pasta, para que la cajera no nos echara la bronca por desperdiciar la "oportunidad". Además del resople consiguiente del resto de la cola que al pasar lees su pensamiento: "sabía que me ponía en la cola equivocada".

A ver, en casa somos dos personas. Si hay oferta de "compra una sandía y llévate otra", para nosotros es un derroche porque a) por trabajo, cansancio, vaguería... no comemos casi nunca en casa, no vamos a comer esas dos sandías en semanas, pasadas las cuales, te das cuenta que tienes que tirar una sandía y media y b) el espacio aquí es realmente escaso... ¿¿¿Dónde pongo yo DOS SANDÍAS??? ¿En casa de la vecina? Pues ponla de florero si quieres, pero te llevas 2.

Una de las ofertas que tienen estos supermercados es completar un álbum con minisellos. Recibes un sello por cada 50 dólares de compra, por cada cierto número de sellos tienes opción a un regalo. Esta vez los regalos eran diferentes tipos de cazos y cazuelas. Si tienes pocos sellos el cazo es pequeñito y si tienes muchos, te puedes llevar un wook estupendo. Como el espacio, repito, es reducido, desechamos el wook, pero un cacito pequeño nos venía bien. Lamentablemente, nos liamos a pegar sellos y si por nuestro esperado cazito necesitábamos 50 sellos, habíamos pegado ya 150. Sospechando lo que podría pasar, pero con una fuerza de ánimo que nos superaba en número, mi Santísimo Husband y yo nos acercamos al puesto de "Te doy tu vajilla".
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Pues nada, ahi tenemos muerta de risa una cazuela enorme que no hemos ni estrenado, pero la cajera se quedó tan satisfecha al darse cuenta que nos había salvado de cometer un grave "error".

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